Recientemente he estado leyendo sobre el síndrome de Ulises, también conocido como síndrome del emigrante con estrés crónico y múltiple, es un cuadro psicológico que afecta a inmigrantes que viven situaciones extremas. El nombre se inspira en el héroe mítico Ulises que vivió innumerables adversidades y peligros lejos de sus seres queridos.
Por supuesto, esto aplica mucho más a aquellos inmigrantes que vienen en condiciones infrahumanas, como balsas (pateras) o incluso los que lo hacen escondidos en los doble fondos de automóviles o camiones, y que suelen llegar a destino sin dinero, sin tener un lugar donde comer o dormir y ningún tipo de oportunidades, limitándose únicamente a buscar sobrevivir sintiendo que carecen de cualquier derecho o posibilidades de salir adelante.
En el caso nuestro, esta situación no es tan acuciada, sin embargo, decir que no nos ocurre sería mentir, ya que el arraigo hacia su tierra, su familia y su historia que tienen la mayoría de los venezolanos hace que al emigrar sientan que se les desgarra el alma, el corazón y hasta la vida.
Y por supuesto, al momento de llegar a un lugar desconocido, con mucho miedo y temor de no lograr la estabilidad que tenía en casa, con el hecho de tener que vivir en condiciones quizás más precarias a nivel de vivienda, además de la angustia de saber que quedaron seres queridos en Venezuela que están en una situación cada vez más terrible, por supuesto que genera un nivel muy profundo de dolor, estrés y ansiedad, llegando en algunos casos a necesitar ayuda profesional para poder superarlo.
Sin embargo, cuando te sientas triste, que extrañes mucho el hogar, estés deprimido y ansioso, es buena idea realizar actividades que te pongan en contacto con personas y te ayuden a socializar, sea de forma virtual o real, por ejemplo, unirse a grupos de venezolanos en redes sociales, bien sea Facebook (recomendamos el nuestro: Inmigrantes Venezolanos en Madrid) o muchos de los que hay en otras redes sociales para conseguir información sobre vivienda, oportunidades laborales e incluso simplemente para compartir experiencias o hablar de cómo te sientes.
También puedes salir de casa para ejercitarte y distraerte, por ejemplo, pasear bien sea caminando o corriendo en un parque o quizás apuntarte a cursos, capacitaciones o charlas gratuitas en las que conocerás gente y sin darte cuenta irás ampliando tu círculo social (esto último funciona mejor de lo que piensas).
También es factible buscar ayuda profesional, bien sea a nivel privado o en la sanidad pública, ponerse en manos de un profesional nunca está de más.
Igualmente, es menester que mantengas tu ritmo de vida lo más estable posible, en lo que se refiere a hábitos diarios, comer, dormir, etc. Igualmente evita dentro de lo posible el alcohol ya que, si bien al principio es un estimulante, termina siendo un depresivo, además de que, si estás sin trabajo, el dinero extra que gastarás en eso te hará mucha falta.
Y lo más importante es saber que la estabilidad, tranquilidad y adaptación requieren tiempo, así que lo mejor es ir paso a paso, pensar en el ahora, vivir un día a la vez y recordar que hiciste esto por un bien mayor, por un motivo más importante que el ahora, que emigraste para ser feliz y lograr cosas que en tu país no podías pero que, seguramente, aquí sí podrás ¡Ánimos, vale la pena!
Enrique Vásquez
Recuerda, mi nombre es Enrique Vásquez y soy abogado de extranjería estudiado y colegiado en España, para información migratoria escríbenos a www.yoemigro.com/contactanos.
En nuestro despacho también ofrecemos seguros de salud, decesos, vida y mascotas. Escríbenos a www.yoemigro.com/contactanos.
Puedes seguirme en mis redes sociales: