Cosas que he aprendido luego de tres meses viviendo en Madrid

Ya con más de tres meses desde que llegué a Madrid, he ido aprendiendo y conociendo algunas cosas sobre esta ciudad que, bueno, son ligeramente diferentes a las que conocemos en Venezuela y también en Panamá. Quizás lo más importante que he descubierto es que Madrid no es una ciudad perfecta, pero la verdad, comparando con lo que dejé atrás, es simplemente un nivel superior.

Hoy no voy a hablar de las cosas que me parecen negativas de Madrid, ni tampoco de la ciudad como tal, eso lo haré en otro artículo, lo que quiero resaltar de estos tres meses siendo un venezolano que se mudó a Madrid es que, cuando vienes de Venezuela para convertirte en un inmigrante en Madrid (o de Panamá a Madrid), al principio es posible que haya algunas cosas que te hagan sentir en una especie de «shock», porque los horarios de trabajo y de descanso son muy diferentes a los que estamos acostumbrados en América.

Para empezar, es importante destacar que España es un país en el que hay estaciones. Entre septiembre y diciembre hay otoño, eso quiere decir que está llegando el frío y los días cada vez son más cortos, por lo que es posible que al inicio de la estación amanezca a las 6:30 y se haga de noche a las 21:30. Mientras que, al llegar diciembre ya está amaneciendo a las 8:30 y a las 18:00 ya es de noche, por lo que para aquellos que venimos del trópico, las referencias de hora por la cantidad de luz de solar dejan de ser válidas.

Aquí en España los horarios de trabajo son totalmente diferentes a los que usamos al otro lado del charco. Una de las cosas que más me hizo cortocircuito cuando tenía poco tiempo de haber llegado, y estaba buscando piso, fueron las horas en las que agendaban las citas para ir a ver los inmuebles.

Para ellos la mañana comienza a las 10:00 y termina a las 14:30, y la tarde comienza a las 16:00 y va hasta las 21:00. Entonces, normalmente, cuando me decían “Llámame en la tarde” y yo (en mi horario latinoamericano) respondía “Vale, te llamo como a las 2”, me respondían “No, no, llámame en la tarde, luego de las 4”. También ocurrió, en más de una oportunidad, que me decían para ir a ver el piso a las 10 de la noche, cosa que en Venezuela, por ejemplo, es total y completamente impensable e ilógico.

Esto no quiere decir que en Madrid sean flojos ni mucho menos, sino que sus horarios son muy de ellos. Que sean buenos o malos, no lo sé, pero sí puedo decir que incluso dentro del país hay muchos debates sobre si deberían mantener o cambiar el esquema de horarios de trabajo, en el que se dejan dos o tres horas de descanso en las tardes para almorzar; mientras que en el resto de los países de la Unión Europea, normalmente se deja una hora a mediodía para comer.

Lo importante aquí es que esta dinámica de horarios funciona muy bien en Madrid y, personalmente, a pesar de que al principio me parecía extraña, ya que venía con los horarios de Venezuela y de Panamá; la verdad es que una vez que te comienzas a adaptar y a entenderlos, te das cuenta que salir a las 8:00 de la noche a una reunión de negocios es algo de lo más chévere, así como poder tener dos o hasta tres horas para ir a comer con los compañeros de la oficina, tomarte un par de cervezas luego de la comida mientras charlan, y luego volver al curro distendido, desestresado y con ganas de trabajar más. Por lo tanto, me parece que es posible que este sistema permita que las personas sean más productivas trabajando menos tiempo, lo que aumenta la eficiencia y la felicidad de la gente y de las empresas.

Por ejemplo, si bien en América solemos desayunar muy temprano, almorzar entre 12 y 1 del mediodía y a las 7 de la noche estamos cenando para ir a dormir a las 9 o 10 a más tardar; aquí en Madrid los bares sirven desayuno hasta la 1 de la tarde, el almuerzo de 2 a 5 y la cena podría ser hasta las 11 de la noche. De hecho, normalmente aquí suelen cenar luego de las 9 de la noche.

Otro ejemplo, que en este caso si corresponde una experiencia personal, fue con el médico. Cuando pedí cita para los exámenes de laboratorio, y me estaban dando las indicaciones, comenzaron igual que siempre: “Debe llegar a primera hora, en ayunas, tomarán las muestras por orden de llegada”, mientras escuchaba esas palabras, comencé a sentir estrés al pensar que me iba a tocar pararme a las 5 de la mañana para irme como loco, todo dormido, para sacarme la sangre… pues no, resulta que el horario de trabajo del laboratorio es de 8:15 a 8:45 de la mañana, así que me levanté a las 7:40, salí a las 8:00 y llegué a las 8:15 al centro médico (que queda exactamente a 15 minutos caminando de mi casa).

Eso les da una idea de cómo son esas cosas aquí. Todo inicia a partir de las 8:00 de la mañana y, a medida que se acerca el invierno, es probable que sea más tarde. Por ejemplo, en diciembre es muy difícil conseguir donde desayunar si sales antes de las 9 de la mañana. Pero, por el otro lado, muchas empresas de comida abren hasta la 1 de la mañana e incluso hasta esa hora es posible que consigas algunos restaurantes que hagan envíos a domicilio.

Así que recuerden, en Madrid tienen sus propios horarios y, si bien comienzan más tarde, también terminan más tarde. Si eres como yo, medio búho, de esos que se paran tarde y se duermen tarde, pues, has llegado al sitio indicado. Si no, igual, lo más seguro es que eventualmente te acostumbres al horario. Lo más importante: abre tu mente y acepta los cambios, porque si no, tu adaptación a este país (o a cualquier otro) te costará un poco más y eso es justamente lo que debemos evitar al emigrar. Mientras más dispuesto estés al cambio y a asumir el nuevo país y sus costumbres, más rápido te adaptarás y con más facilidad encontrarás la felicidad y la tranquilidad que buscas.

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Enrique Vásquez