Últimamente he leído en redes sociales muchos comentarios de personas que advierten a los venezolanos que hemos emigrado que, cuando ocurra un cambio político en el país, “no nos van a dejar entrar”; especialmente si hemos tenido la osadía de criticar cualquier cosa o de emitir una opinión con la que ellos no están de acuerdo.
Ante un planteamiento tan absurdo, decidí hacer una suerte de encuesta que me permitiera conocer la opinión de quienes se han ido de Venezuela hacia diferentes destinos. Las respuestas que obtuve resultaron bastante interesantes.
Formulé la pregunta en mi muro de Facebook y en mi perfil de Instagram. La mayoría de las personas que respondieron aseguraron que, aunque se diera un cambio de gobierno, no regresarían a Venezuela; y otro gran porcentaje indicó que esperaría al menos cinco años para decidir si lo hacen.
Entre quienes dijeron que no volverían, el argumento más común fue ya habían hecho su vida en otro sitio, que se sentían a gusto en ese país y que, además, consideran que la descomposición social y moral en Venezuela es tan profunda que el país podría necesitar varias generaciones para recomponerse en ese aspecto.
Uno de los casos más cercanos que conozco de alguien que emigró «por un período de tiempo determinado» es el de mi abuela, que inicialmente se fue de España a Venezuela con la idea de trabajar durante dos años para reunir algo de dinero y después regresar a su tierra natal… Eso fue en 1954, y, tras más de 60 años, aún está en Venezuela.
Entonces, no es descabellado que la mayoría de quienes emigramos no tengamos planteado regresar. Obviamente a muchos nos encantaría hacerlo de visita, pero no a comenzar una vez más desde cero; porque más allá de la destrucción de Venezuela está el hecho de que, si ya tienes una vida hecha en otro país donde te sientes seguro, a gusto, con empleo, casa, amigos y te has integrado; no es tan fácil empezar de cero en el lugar del que una vez te fuiste.
La verdad es que, de acuerdo a experiencias y hechos que han ocurrido en otras latitudes, eso no es tan descabellado. Ejemplo de ello son los casos de Rusia, Alemania Oriental y Panamá. En el primer caso, la democracia no prosperó y la evidencia de ello es el gobierno de Putin, que se asemeja muchísimo al de Chávez porque es una dictadura disfrazada de democracia.
En el caso de Alemania Oriental, a menos que seas alemán y hayas vivido todo lo sucedido en ese país antes y después de la reunificación, no sospecharías ni por un minuto el daño que hubo en la población del lado comunista. La xenofobia y el racismo que existe en esa parte del país es desconocida para la mayoría de la gente, así como también el pensamiento retrógrado y anti progreso. No en vano en las zonas que conformaban la antigua Alemania Oriental es donde tienen más votantes los partidos xenófobos de ultraderecha.
También está el caso de Panamá, país en el que viví y en el que descubrí que la brecha social y económica que existe es terrible, el panameño de a pie vive en condiciones muy bajas porque aún es posible ver las secuelas de la dictadura de Noriega, porque su sociedad nunca se recompuso por completo y más allá del dinero y de la inversión extranjera, una buena parte de la población panameño son, en líneas generales, racistas, maleducados, xenófobos y con un nivel cultural y educativo muy bajo.
En Venezuela, mucho me temo que las secuelas que están quedando del chavismo van a ser más terribles que todas las anteriores juntas, porque el odio que existe de lado y lado de la población ha abierto una fisura que probablemente nunca se termine de cerrar. Actualmente, la cultura, la ética, moral, respeto y tolerancia están en niveles críticos.
Venezuela necesita mucho más que un nuevo gobierno, también requiere cambios estructurales y mano dura, muy dura, que ponga coto a toda la anarquía que existe actualmente. Lamentablemente, en los tiempos que corren, dudo que un gobierno con las características requeridas sea viable.
Por lo que, por ahora, sólo me planteo seguir adelante fuera de Venezuela, es la única opción. En el futuro, veremos, nunca se sabe.
Recuerda, mi nombre es Enrique Vásquez y soy abogado de extranjería estudiado y colegiado en España, para información migratoria escríbenos a www.yoemigro.com/contactanos.
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