Una cosa que he descubierto desde que estoy viviendo en Madrid es que, en líneas generales, la calidad de muchos productos disponibles aquí es muy superior a lo que podemos conseguir actualmente en Panamá o hace algunos años en Venezuela.
También me he percatado de cosas que se han convertido en sorpresas muy agradables. Entre ellas, el hecho de que los embutidos venezolanos están inspirados en los ibéricos, por lo que el sabor del jamón cocido (tipo york) en Madrid es muy parecido al que se conseguía antes en Venezuela, sólo que un poquito más sabroso.
Lo mismo sucede con los quesos amarillos y curados, el pollo, los huevos, la leche, las salchichas, salchichones, chorizos, fresas, papas (patatas), cebollas, ajos, lechugas, pavos, mantequillas, arroces, espaguetis, bollería (panes y relacionados), tomates, las carnes de vacuno, cerdo y conejo, los pimientos, entre muchas otras cosas. Y eso que aún no estoy hablando de cosas más elaboradas como los vinos o, justamente lo que titula este artículo: las cervezas.
Muchos de mis compatriotas consideran que la cerveza Polar (o la Regional, dependiendo de qué parte de Venezuela son) es la mejor del mundo, y que nada le llega tan siquiera a la punta del dedo chiquito del pie. Como pueden imaginar, difiero totalmente de eso.
¡Ojo! Debo aclarar que me refiero exclusivamente a la cerveza, porque un Maltín Polar es la “perfección absoluta” en ese rubro alimenticio jejejejejeje, especialmente cuando va acompañada de una empanada de carne mechada con bastante salsa de ajo o guasacaca.
Pero sigamos hablando de las cervezas. Debo confesar que en Venezuela casi nunca la tomé, porque no era de mis bebidas favoritas. Sin embargo, cuando tenía la oportunidad de viajar fuera del país, me encontraba con elíxires espumantes que existían en una larga gama de colores, desde la hermosura roja de la Red Lager (como la 507 panameña, que es muy rica), pasando por las Lager rubias como la Stella Artois (una de las que más me gusta) o la maravillosa y deliciosa London Pride, una de las Ale más vendidas en Reino Unido.
Al llegar a España, me encuentro con que en este país la gran mayoría de las cervezas que se venden son de fabricación nacional. Por estos lares hay varias empresas dedicadas a este rubro, entre las principales están Heineken, Mahou, Estrella Damm y Estrella Galicia.
Recuerdo que la primera vez que salí de Venezuela coincidió con la temporada de invierno. Durante ese viaje descubrí varias cosas; entre ellas, que las cervezas van más allá de la Polarcita, la Polar Ice o la Polar Light. Pero, sobre todo, que la cerveza es mucho más deliciosa cuando hace frío que cuando hace calor. Porque sinceramente prefiero, un millón de veces, tomar una cerveza cuando la temperatura externa está a 0°, que cuando está a 40°.
A estas alturas del post se estarán preguntando por qué decidir de este tema. Es una anécdota curiosa. Hace unos días llegó a España un amigo venezolano y lo invitamos a la casa a tomarnos unas cervezas. Compré unas San Miguel Selecta, una cerveza Premium de esa marca propiedad de la madrileña Mahou. Con mucho orgullo se la ofrecí y hasta el comenté que se trataba de una cerveza extra de maduración en bodega, con 6,2% de alcohol.
Cuando este pana la probó, su cara cambió. Se contorsionó y muy educadamente me dijo “está buena”. Se la tomó lentamente y con calma (tardó muchísimo en terminarse la botella) y, tal como están pensando, no quiso la otra. Extrañamente decidió seguir con vino en vez de cerveza.
El punto es que él, un “cervecero nato”, se había acostumbrado a beber sólo Polar Light o Polar Ice, pensando que eran “las mejores cervezas del mundo”. Mi error fue no darme cuenta que debí comprarle una cerveza más suave. Quise ser buen anfitrión y busqué algo que me parece de excelente calidad, pero su paladar no estaba acostumbrado a esos sabores. Espero que le dé otra oportunidad, porque esa Selecta, así como la Voll Damm, son deliciosas.
A quienes les gusten las cervezas me gustaría recomendarles que, cuando vengan a Madrid o a España en general, se atrevan a probarlas y a descubrir nuevos sabores. Quizás prefieran comenzar por una más suave pero realmente vale la pena conocer la gran variedad de opciones nacionales e importadas que hay en los bares, restaurantes o supermercados de aquí. La mayoría son excelentes y, desde mi punto de vista, definitivamente mejores que cualquiera de las Polar o Regional que tenemos en Venezuela.
Enrique Vásquez
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