Día 45 de confinamiento. Ya podemos decir que es mes y medio en esta locura, y sin visos de mejorar. ¿Recuerdan mis primeros artículos, en los que dije que esto iba a para largo? Bueno, hoy volvió a aumentar el número de fallecidos en las últimas 24 horas (exactamente 15 días después del 13 de abril, cuando volvieron al trabajo algunos sectores no esenciales).
Ayer fue el primer día que dejaron salir a los niños y España se volcó a la calle. Bueno, aquellos que tienen hijos, porque quienes no tenemos ni perros ni niños estamos, literalmente, presos en casa (excepto cuando bajamos al supermercado o a tirar la basura).
Ya el comandante-presidente bolivariano y revolucionario, el camarada supremo Pedro Sánchez; ha dicho que (dependiendo de cómo vayan las cosas), el próximo sábado 2 de mayo podría flexibilizar aún más las medidas, al permitir a las personas que salgan a hacer deporte.
Sin embargo, también dejó caer que posiblemente pida una nueva extensión del Estado de Alarma, en esta oportunidad hasta el 25 de mayo. Obviamente hay que esperar al menos dos semanas para saber las consecuencias que habrá respecto del gentío que salió ayer a la calle.
Por otro lado, hoy varios medios informaron que los médicos de Reino Unido están preocupados porque, al parecer, hay una complicación del Covid-19 que podría estar afectando a los niños. Se estaría tratando de determinar si el ingresos de muchos menores en la UCI, estaría relacionado con haber dado positivo en el coronavirus o en sus anticuerpos.
Como dicen en mi tierra, amanecerá y veremos. Por ahora, todos a cuidarse al máximo posible. Tanto ustedes como a sus hijos, porque de este virus aún sabemos muy poco.
En esta onda de confinamiento y cambio de la realidad mundial (y de lo que podemos considerar “normal”), debo confesar que hoy me tocó salir al supermercado y caí en cuenta de algo: Ya no me molesta la mascarilla.
Es la tercera vez que salgo utilizándola y la sentí como “una cosa normal”, algo así como las gafas o los calcetines, una parte de la indumentaria… y me puse a pensar en todas las otras cosas con las que la gente podría estarse sintiendo así. Por ejemplo, el teletrabajo; pues a raíz de esta situación comenzó a formar parte del día a día de muchas personas y probablemente de ahora en adelante sea “lo normal”.
No sé cuántas personas están teletrabajando en la actualidad, pero seguramente son muchísimos. Esa gran cantidad de gente tiene ahora la posibilidad de seguir siendo productivos desde casa, lo que mejora su calidad de vida en todos los sentidos… y no sólo la de ellos, sino la de todos y, por supuesto, la del planeta.
No tengo cifras pero, siendo optimista, supongamos que un 15% de los casi 20 millones de trabajadores en activo que había en España hasta el 14 de marzo, hayan pasado al a modalidad de teletrabajo. Eso significa que habría 3.000.000 de personas laborando desde casa.
Antes del estado de alarma, y según estadísticas publicadas en varios medios, un 4% del total de trabajadores en España lo hacían por esa modalidad. Es decir, unos 800.000. Ahora podrían ser 2.2 millones más que se quedan en casa y, sumando todo, estaríamos hablando de más de dos millones de personas que (sin incluir las actividades sociales y de ocio, obviamente); no salen masivamente a la calle, no usan el transporte público o no cogen el coche para llegar a la oficina (viéndolo desde el punto de vista medioambiental, contaminan menos).
Más allá de la contaminación ambiental está la calidad de vida de cada uno de ellos. Todas esas personas ahora duermen más y mejor, porque no pierden horas valiosas de su vida en el metro o atrapados en una mega tranca de la autovía para llegar a la oficina.
También gastan menos en ropa y en detergente para lavarla, dejan de ocupar espacios de oficina que generan costos a las empresas y estas empresas podrían subir los sueldos para compensar el gasto extra de electricidad en casa, solo por poner un ejemplo.
Personalmente creo que el teletrabajo llegó para quedarse. Muchos empresarios están descubriendo las ventajas que ofrece el trabajo a distancia porque, seamos sinceros, si sólo necesitas un ordenador y una conexión a internet para hacer tu trabajo… ¿para qué demonios tienes que estar metido en una oficina malgastando tiempo valioso de tu vida en ir y venir? No lo entiendo, nunca lo he entendido.
Definitivamente, este coronavirus cambió el mundo. Implica muchísimas cosas negativas (demasiadas quizás), pero también algunas positivas y me parece que, tanto para la gente, como para las empresas y, por supuesto para el planeta; la masificación del teletrabajo es sumamente positiva… ¿ustedes qué opinan?
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