Llegamos al día 70 de cuarentena. Por fin Madrid pasa a la fase 1. Al final, después de tanta presión, el régimen sanchista aceptó que la capital del Reino (para su pesar, seguimos siendo un Reino) pasara a la siguiente fase del desconfinamiento.
Aunque, la verdad, creo que eso será sólo en el papel, porque salvo las terrazas y que el Corte Inglés sigue cerrado, da la impresión de que Madrid ya está de hecho como en “fase 7”, más o menos.
Ahora bien, ¿qué se podrá hacer en la fase 1 de forma oficial? Según el panfleto de comunicaciones del régimen (el diario El País), se puede hacer lo siguiente:
Las personas que hayan convivido durante el confinamiento podrán viajar juntas en coches y motos, sin mascarilla. Si no, hará falta protección y dejar asientos libres (el de al lado del conductor y uno por fila).
Se abre la posibilidad de contacto entre grupos de hasta diez personas en hogares o en las terrazas de los bares y restaurantes. Se adoptarán medidas de precaución como mantener la distancia de dos metros o usar mascarilla.
Las terrazas de bares y restaurantes pueden abrir con limitaciones en su aforo y estrictas condiciones de higiene (manteles de un solo uso o de tela que se cambien después de cada cliente; y evitar objetos que se compartan, como la carta o las vinajeras).
Se mantienen las condiciones para la apertura de comercios, a los que pueden unirse otros establecimientos, como los centros deportivos, para actividades individuales con control de acceso y separación. No se pueden usar los servicios (baños) salvo urgencia.
Pueden abrir los mercados al aire libre con limitaciones de aforo y con la distancia de dos metros entre puestos.
Pueden abrir hoteles y casas rurales al 100% de su capacidad, pero sin habilitar las zonas comunes (salas de reuniones, comedor, etcétera).
Se pueden celebrar actos y espectáculos culturales de menos de 30 personas en lugares cerrados (con un tercio de aforo) y de menos de 200 personas al aire libre (siempre y cuando sea sentado y manteniendo la distancia necesaria). También se permite la vista a museos y la apertura de librerías, siempre con restricciones de aforo.
Se pueden celebrar velatorios con un máximo de 10 personas si son en lugares cerrados y 15 al aire libre.
Se permiten la caza y pesca deportivas. Abren parques y playas, pero solo para pasear, no para permanecer en ellos.
Por otra parte, en el aspecto político, pues aquí la situación está color de hormiga y se están “echando cuchillo” con todo, entre todos.
Para muestra un botón: el régimen de Sánchez logró algo que parecía imposible, que fue echarse encima a todo el mundo. Es decir, patronal, sindicatos, partidos de izquierda, de derecha, de centro, socios de investidura, constitucionalistas, independentistas, a todos.
Es que después de la locura del miércoles, en su afán de sacar la prórroga del estado de alarma y el anuncio de derogar por completo la reforma laboral gracias a un pacto con Bildu y Podemos; apenas tres horas después vino un “contra-anuncio” de que no sería derogada y, al día siguiente, el “contra-contra-anuncio” del vicepresidente comunista segundo, quien dijo que la derogación va y va íntegra. A semejante panorama se sumó el editorial que le dedicó el panfleto oficial, y cito:
“Pero esta vez las cosas han ido demasiado lejos, y la única manera en la que podría contener la hemorragia política provocada por el acuerdo sobre la reforma laboral en un contexto impropio y con un socio inadecuado es depurando responsabilidades. De no hacerlo con urgencia, será el propio presidente Sánchez el que se arriesgue a perder toda cobertura”.
¿Qué querrá decir ese párrafo? Lo dejo a la interpretación de usted, amigo lector.
Por otra parte, viajando un poco al futuro que le espera a España si sigue apoyando gobiernos de izquierda, el Tribunal Supremo del chavismo, a través de su sala Constitucional, ordenó a las fuerzas armadas tomar toda la infraestructura de Directv en Venezuela, apropiarse de los activos de la empresa y nombrar una nueva junta directiva, también prohibió la salida del país de los directivos actuales, así como enajenar y gravar bienes de la empresa.
Creo que con Directv quieren hacer lo mismo que hicieron con Kellogg’s. Cuando esta empresa de productos de alimentación cerró operaciones en Venezuela, tomaron sus plantas y siguieron produciendo, usando la misma marca; sin autorización de la casa matriz.
Lo interesante de todo esto es que al régimen venezolano no le importa el derecho internacional, no le importan las marcas, ni las patentes, ni nada. La orden es clara. Empresa que cierre, empresa que tomamos, y lo peor es que es todo legal, avalado por su Tribunal Supremo.
Sin embargo, ellos lograron volver a producir con la planta de Kellogg’s pero ¿lograrán hacer que los decodificadores de Directv decodifiquen la señal que viene del satélite? Eso quiero verlo.
Estoy seguro que Directv USA (propiedad de AT&T) estaba al tanto de que eso podría pasar y, por lo visto, decidieron hacer como suele hacer uno cuando está obstinado: “Que hagan lo que les dé la gana”. Uno de los tres centros de transmisión de datos de la empresa en el continente estaba en Caracas, el otro está en Estados Unidos y el otro en Argentina (otro país rendido a los pies del comunismo). Ya veremos cómo evoluciona esto.
Para finalizar sólo puedo decir que, si eres venezolano, vives en España y te gusta la política, pues, en los tiempos que corren no te vas a aburrir ni por un segundo.
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