Tips migratorios: ¿De qué vas a vivir cuando hayas emigrado?

Tips migratorios: ¿De qué vas a vivir cuando hayas emigrado?

Las dos primeras y principales dudas que tienen las personas cuando emigran son: ¿de qué voy a vivir? y ¿dónde voy a vivir? En este post abordaré la primera de ellas, que está relacionada (obviamente) con la obtención de ingresos. Todos sabemos que sin dinero no se puede tener ni el más precario nivel de vida. Entonces, que haya un ingreso en la familia es prioritario, pues de eso dependerá que se puedan cubrir los gastos.

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Para muchos inmigrantes es bastante sencillo conseguir empleo. Conozco a personas que comienzan a realizar alguna actividad productiva un día después de bajar del avión; mientras que para otros la realidad es diametralmente opuesta; y pasas meses sin conseguir nada estable.

Algunos piensan que se trata de actitud, de buscar, de intentar y que todo depende de ti. En gran medida es cierto, pero la verdad es que NO EN TODOS LOS CASOS depende de «tu actitud». Algunas veces tiene que ver con el entorno, con el país o ciudad que elegiste y, sobre todo, con tu situación legal. Es por eso que tienes elegir muy bien el sitio al que vas a emigrar, ya que la posibilidad de conseguir empleo (o no) está muy ligado a ello.

Una de las cosas más importantes que he aprendido durante mis procesos migratorios, en el aspecto laboral, es que es más fácil conseguir trabajo si sabes un oficio que si solo tienes una profesión. Por lo que te recomiendo que, más allá de tu licenciatura, magister o doctorado; si puedes, hagas todos los cursos que puedas antes de salir: de cocinero, chef, barman, barista, camarero, albañilería, soldadura, electricidad, plomería (fontanería), mecánica de automóviles, conducción de buses o camiones, soporte técnico de ordenadores y teléfonos móviles, instalación de redes o cualquier otro que se te ocurra. Estemos claros, es más fácil conseguir un trabajo de mesonero que de ingeniero aeroespacial y, justo después de emigrar, lo más importante es obtener ingresos en el menor tiempo posible.

También es importantísimo tener un plan de acción para tu proceso migratorio, que incluya tiempos y costos realistas para conseguir vivienda y luego empleo. De ese plan no hablaré en este artículo, pero lo tengo presente para uno próximo.

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Hay varias formas de obtener ingresos. Hay personas que tienen negocios en su país y de allí les viene el dinero, están los que traen ahorros, los que buscan empleo y aquellos que quieren emprender. Por supuesto, la realidad para cada uno será totalmente diferente.

Quienes tienen ingresos provenientes de su país son los que menos problemas económicos poseen al emigrar, ya que saben de cuánto disponen y son capaces de equilibrarse con eso.

Al que trae ahorros le pasa algo similar, sólo que ese dinero con el que cuenta es finito en el tiempo y solo le sirve para mantenerse hasta que se acabe. Y como, lógicamente, nadie quiere acabar con sus ahorros, resulta imperativo buscar una fuente de dinero lo antes posible.

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Si vienes con intención de emprender, mi recomendación es que, antes de hacerlo, busques empleo en tu área, conozcas el mercado, las leyes, los impuestos y aprendas cómo se hacen las cosas en el sitio nuevo. Lo más probable es que las normas sean completamente distintas a las que conoces y si no conocer bien el funcionamiento de tu nueva realidad te podrías estrellar muy feo.

Emprender es una aventura apasionante, pero si tienes una idea de negocios que te ilusiona, igual debes andar con paso firme y bien pensado. Estudia bien la viabilidad del proyecto y diseña un plan de empresas realista que te de luces sobre lo que puedes lograr y en cuanto tiempo. Solo así te evitarás despilfarros y frustraciones.

En el caso de las personas que buscan empleo, que son la mayoría, hay algunos consejos y recomendaciones que considero importante compartir con ustedes; ya que (aunque tengas espíritu emprendedor), encontrar trabajo es algo que casi todo inmigrante debe hacer en algún momento.

Hace años, para buscar trabajo tenías que hacer un resumen curricular, sacarle muchas copias y llevarlo a todos sitios. Hoy en día, también. La diferencia es que, ahora, además de eso, tienes que utilizar Internet, pues muchas empresas (especialmente las medianas y grandes) sólo reciben las aplicaciones de solicitantes de empleo por esa vía.

Podríamos decir que el trabajo es doble o hasta triple pues, además de salir a la calle a buscar empleo, también tienes que averiguar cuáles son los portales especializados en ese tema en el país en el que estás y recorrer las páginas web de las grandes empresas, que generalmente disponen de una plataforma propia para empleos.

Lo primero que necesitas para buscar empleo es crear un buen resumen curricular. Es importante que investigues cómo son en el país al que te vas, ya que el formato del mismo varía en función a las costumbres y a las leyes locales. Así que te daré una serie de pasos de lo que, considero, debes hacer para conseguir empleo en el menor tiempo posible:

Definir tu estatus legal

Cuando estás legal, con tus papeles en regla y tu permiso de trabajo, conseguir empleo es quizás un poco más sencillo ya que te permite acceder a muchas más opciones. Puedes laborar en cualquier área disponible o permitida, además tendrás contrato, beneficios de ley, acceso a la seguridad social (en caso de que la haya en ese país) y al sistema financiero y de pensiones. Digamos que, en gran medida, estarías en condiciones muy similares a la de los nacionales de ese país.

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Sin embargo, si estás sin papeles se te cerrarán automáticamente muchas puertas. Ninguna empresa formal y legal querrá contratarte porque se arriesga a multas o problemas con la ley, muy probablemente no tendrás contratos ni beneficios, así como tampoco acceso a seguridad social ni al sistema financiero en condiciones preferentes. Digamos que te tocaría estar en una situación muy desventajosa y con sueldos más bajos y mayor carga de trabajo.

Currículum Vitae

El currículum, resumen curricular, hoja de vida o cualquier otro nombre que le den es, en resumidas cuentas, lo primero que un posible empleador tendrá de ti. De la forma como esté hecho y de la información que contenga dependerá, en primer lugar, si esa persona decide que tienes oportunidad en la empresa o si, simplemente, te descarta de inmediato y para siempre.

Es muy importante que hagas modelos distintos dependiendo del “mercado” al que te diriges. Si estás llevando tu resumen a un bar o un restaurante para buscar trabajo de camarero, barman o cocinero; no tiene lógica que hables de tus cursos de reparación de ordenadores o de qué tan bueno eres con las flores de Bach.

En el caso de las páginas web, sí tienes que llenar toda la información, especialmente en aquellas que sólo te permiten tener un modelo subido al sistema. Sin embargo, en las que puedes manejar varias versiones, haz exactamente lo mismo, agrúpalos por competencias profesionales.

Recuerda que, cuando buscas empleo, estás “vendiéndote” a un posible empleador. Al final quien te elige es una persona y, para que te tome en cuenta, tienes que decirle lo que eres capaz de hacer por la organización, de qué forma serás productivo para la empresa y qué tan valioso para su crecimiento será tu trabajo.

En el momento que te llamen a una entrevista laboral es muy buena idea que tengas claros los códigos de comportamiento, vestimenta y trato de ese país, porque en algunos sitios se acostumbra saludar con la mano, en otros con un beso y en otros con dos. También están aquellos lugares en los que la gente no se toca y así sucesivamente. Lo que sea normal en tu país quizás sea una ofensa en otro, y te aseguro que lo último que quieres es ofender a la persona que te va a entrevistar.

Siempre recuerda: Eres tú quien se debe adaptar al sitio y no al revés. Eres tú quien tiene la obligación de usar sus palabras y costumbres, y no lo contrario. Siempre ha sido y siempre será así, es el recién llegado es el que debe adaptarse a su nueva realidad.

Hacer “lo que sea”

A pesar de que suena trillado y hasta parece un cliché, la verdad es que esta es la premisa básica que todo inmigrante debe llevar consigo. Estás comenzando desde cero, estás iniciando un nuevo camino, llegando a un lugar desconocido en el que todo es nuevo, la gente, el idioma, la cultura, el clima, la comida y en el que no eres nadie, no tienes amigos, ni red de contactos, porque ni siquiera tienes idea de cómo funcionan las cosas y no sabes lo que significan la mitad de los avisos, advertencias y letreros que ves en la calle, no conoces ninguna de las siglas, y lo más importante, NO TIENES EXPERIENCIA LABORAL en ese país.

Tienes que comenzar desde el principio, desde abajo, desde cero, de lo que consigas siempre que sea legal. Lo importante es que haya ingresos, que puedas pagar el alquiler, la luz, el teléfono, el transporte público, comprar comida y, si es posible, mandar algo a la familia que dejaste atrás.

Cualquier cosa que hagas es experiencia laboral y puedes usarla para aspirar a algo mejor en el futuro. Además, también puedes ir, en paralelo, buscando otra cosa mejor mientras trabajas y así, al menos, aseguras que haya un ingreso en la casa, que es lo más importante en este momento.

Es aquí donde la actitud juega un papel fundamental. Confundir la emigración con una mudanza de ciudad dentro de tu propio país es un error garrafal que juega en tu contra y solo conduce al fracaso. Un inmigrante es un luchador, un emprendedor cuyo principal proyecto es su propia vida y, como tal, no tiene permitido dormirse en los laureles, ni tener autocomplacencia, ni justificarse a sí mismo desde la lástima y el drama de gestión propia.

No digo que sea fácil aceptar un trabajo que no se quiere hacer. Entiendo que para los más jóvenes es difícil salir de la zona de confort y seguridad que les proporcionaba el hogar de sus padres, sobre todo si ese único trabajo que consiguen implica alguna tarea que jamás tuvieron que hacer, ni siquiera en su propia casa.

Pero resulta que emigrar no es solamente hacer una maleta y tomar un avión con ganas de comerse el mundo. Eso está muy bien, pero no es suficiente. También hay que ser responsable, hay que tener sentido común, hay que ser proactivo, tener interés por aprender y ser “un guerrero”, capaz de responder por sí mismo, con autodeterminación y madurez.

Si estás buscando trabajo, debes buscar con afán y con entusiasmo siempre, en las mañanas, en las tardes, en las noches; incluso los sábados, los domingos, los feriados. Para los descansos llegará su momento, pero, mientras buscas, esa debe ser tu principal prioridad. Para no desmotivarte piensa en la razón por la cual emigraste y luego pregúntate si esas horas perdidas frente al televisor o durmiendo más de la cuenta te colocan más cerca de donde quieres estar.

No olvides que el inmigrante siempre es el recién llegado y es a quien le toca asumir el trabajo que los nacionales no quieren hacer… ¿Recuerdas que en tu país fueron siempre los extranjeros quienes hacían esos trabajos que tú no querías hacer? Bueno, ahora es al revés. Ahora el inmigrante eres tú.

Lo anterior puede parecer duro, pero es la realidad. Al momento de llegar no importan los títulos, ni la experiencia, ni el ego. Tienes que buscar ingresos a como dé lugar. Luego, poco a poco, irás orientando tu camino hacia dónde quieres llegar. Llegará el momento en el que tendrás una red de amigos y conocidos, así como la experiencia y la perspectiva necesaria para conseguir el trabajo que siempre deseaste o montar la empresa con la que siempre habías soñado.

Lo importante es nunca perder la fe ni la esperanza en que sí se puede. Con trabajo, sacrificio y manteniéndose enfocado en la meta, es posible lograrlo. Ejemplos hay millones a lo largo de la historia. La decisión de emigrar es difícil. Despedirte de tu familia, tus amigos y tu estilo de vida es probablemente lo más doloroso que te toque hacer antes de montarte en “ese” avión. Sin embargo, después de aterrizar tienes frente a ti una página en blanco que solo tú puedes escribir. Concéntrate en lo que quieres y lucha como una fiera para tenerlo. Tienes la oportunidad de lograr tus sueños, solo tienes que construir la escalera que necesitas para alcanzarlos. Ya lo sabes, más pragmatismo y acción y menos pajaritos preñados. Tú puedes.

Enrique Vásquez