Luego de sentir la necesidad de emigrar y decidir que efectivamente quieres emprender una nueva vida en otras latitudes, viene lo que considero es uno de los pasos más importantes del proceso migratorio, determinar para qué quieres hacerlo.
Recordemos que entre el “por qué” y el “para qué” hay una gran diferencia. Mientras el primero no te ofrece solución alguna, porque simplemente te recuerda los hechos que sucedieron en el pasado y que te llevaron a estar en el sitio que estás; el segundo, o sea, el “para qué”, te pondrá la mirada en el futuro y servirá para planificar lo que quieres alcanzar en tu vida.
El “para qué” es una de las preguntas más poderosas que puedes hacerte, pues solo teniendo claro qué deseas lograr, podrás detenerte de vez en cuando en el camino y preguntarte si lo que estás haciendo “hoy” te pone más cerca de lo que quieres alcanzar “mañana”.
Por ejemplo, muchas personas emigran para tener mejor calidad de vida, y es algo totalmente respetable y lógico. Sin embargo, el pedir “calidad de vida” es algo muy abstracto y que no ofrece lo que en planificación empresarial se llaman “objetivos S.M.A.R.T.” que, a mi parecer, es una de las mejores metodologías para planificar.
Los objetivos SMART, por sus siglas en inglés, significan “Específicos”, “Medibles”, “Alcanzables”, “Realistas” y “En un tiempo específico”. Es decir, se trata de objetivos puntuales y con parámetros claros que pueden indicar cuándo han sido logrados.
Un objetivo Smart NO es “Voy a emigrar para conseguir un buen trabajo”. En esa planificación falta, cuando menos, un elemento súper importante; que en este caso es el “tiempo específico”. Esta frase no determina cuánto tiempo te has establecido para conseguir el trabajo, lo que podría traducirse en desmotivación o frustración muy pronto: o, por el contrario, que pases demasiado tiempo sin lograrlo y no te des cuenta que estás haciendo algo de forma incorrecta.
Un objetivo Smart sería “Conseguir un empleo en el que gane al menos 1500€ mensuales, antes de los seis meses de haber llegado a España”. En ese caso el objetivo sí podría cumplir con todos los parámetros Smart, sin embargo, también alguien podría decir que, tomando en cuenta la situación laboral en España; podría ser poco realista para muchas personas.
Es aquí cuando debemos ser capaces de flexibilizar nuestros planes de forma inteligente, y no apegarnos obsesivamente a una meta que depende de circunstancias que pudieron haber cambiado inesperadamente. Lo importante, reitero, es tener un norte, una meta; para sentir que nuestras acciones y decisiones de cada día tienen un sentido y, muy especialmente, un significado relacionado con las prioridades importantes.
Se dice que el mundo le abre camino al hombre que sabe hacia dónde se dirige. Cuando piensan en emigrar, muchas personas se enfocan en los “por qué”. Por ejemplo: “me voy por la inseguridad, por la escasez, por la inflación, etc”. Sin embargo, eso sólo sirve para enfocarse en el pasado y no te lleva a realizar ningún tipo de planificación para lo que piensas hacer al llegar a tu nueva realidad. Recuerda: cambiar el “por qué” por un “para qué”, te ayudará a saber qué quieres, qué deseas, qué buscas, para luego pensar en cómo lo lograrás.
Es preferible decir “me voy para tener mejor calidad de vida” antes que decir “me voy porque no aguanto esta situación”. Sin embargo, “me voy para tener mejor calidad de vida” sigue siendo algo muy abstracto, que no cumple con los requisitos de un objetivo Smart. Lo ideal es seguir profundizando y especificando las razones por las que emigras. Afinando un poco más, decir “me voy para poder caminar sin miedo en la calle, tener acceso a alimentos, medicinas”, es más específico, pero puede mejorarse mucho más.
Lo más importante del “para qué”, es que toda la familia esté alineada con ese plan, que todos sepan a qué van, qué van a hacer una vez lleguen y qué desean lograr; así se enfocarán en el futuro y habrá más posibilidades de lograr el éxito, tanto material como psicológico. Cuando haces algo mirando hacia el frente, observando tu objetivo, minimizas emociones y sentimientos como la nostalgia, la tristeza o la resistencia al cambio que, en la mayoría de los casos, suelen poner frenos inconscientes al éxito, hacer que te deprimas o incluso que desarrolles enfermedades más graves. Lo decía Paul Myer: “Nadie logra algo de importancia sin una meta… El trazar metas es la fuerza humana más poderosa para la automotivación”.
Enrique Vásquez
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