Vivir en Madrid es vivir en un piso de 40 metros en una ciudad mágica y maravillosa - Enrique Vásquez

Vivir en Madrid es vivir en un piso de 40 metros en una ciudad mágica y maravillosa

Dicen que vivir en Madrid es vivir en un piso de 40 metros, con la ropa arrugada y una mochila amarilla de Glovo o verde de Uber Eats… Yo digo que vivir en Madrid es vivir en un piso de 40 metros, con la ropa arrugada, con luz, agua, internet, comida de calidad y barata, estabilidad emocional y tranquilidad, sin miedo a que me maten por un teléfono.

Vivir en Madrid es vivir en la mejor ciudad del mundo
Madrid es una ciudad mágica y maravillosa en la que vale la pena vivir

¿Y qué más da tener la ropa arrugada en una ciudad en la que todo el mundo se viste como le da la gana? En una ciudad en la que puedes salir y te consigues a un tío que viene del supermercado disfrazado de dinosaurio o a otro que va en el metro con unas pantuflas de Piolín, un gorro de castor, unos bermudas de Pokémon y unos tirantes de Mazinger Z sin camisa.

También creo que vivir en Madrid es no tener que preocuparme por trámites y recaudos infinitos e ilógicos para abrir una cuenta bancaria o para actualizar mis datos en el banco.

Vivir en Madrid es que, si me cobran de más en un comercio, o si tengo que devolver un producto que compré, sin importar como haya pagado, sea efectivo o tarjeta, me hacen la devolución del dinero de inmediato, sin preguntas ni complicaciones.

Vivir en Madrid es vivir en un sitio en el que puedes salir a la calle sin miedo a que te maten, en el que consigues tequeños, empanadas, arepas, cachapas, chicha, Frescolita, Cocosette y cualquier producto venezolano en cualquier esquina.

Vivir en Madrid es vivir sin miedo a que te pongan una pistola en la cabeza para robarte o peor aún, que te den un tiro simplemente por diversión.

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Vivir en Madrid es vivir sin miedo a que un policía, un funcionario, un político, un juez, un militar, un delincuente, o cualquiera con un poco de poder quiera (y pueda) extorsionarte.

Vivir en Madrid es vivir con frío en invierno y calor en verano, es pagar 100 euros de luz al mes, pero saber que siempre dispondrás del servicio, sin interrupciones y sin importar si hay 42°C de temperatura en verano, una tormenta de proporciones apocalípticas con viento de 120 km/h, una nevada inesperada que colapse la ciudad por una semana o un virus que tenga a todo el mundo encerrado durante meses.

Vivir en Madrid es saber que, aunque tengas un mal sueldo, con eso logras sobrevivir. Es saber que el sueldo no se devalúa y que lo que hoy tiene un precio, en un mes sigue costando lo mismo o quizás menos.

En Madrid no tengo cerca a mis amigos de Venezuela, pero he hecho amigos que han venido de todas partes de nuestro país que me han enseñado lo diversa y variopinta que es nuestra Venezuela tanto en palabras como costumbres y comidas.

Esto me ha confirmado que Venezuela es mucho más que Caracas, que la comida de las diferentes regiones del país no tiene nada que ver con el libro de Scannone, que una empanada oriental, una agüita e’ sapo zuliana o una hallaca andina son algo poético, y que estuvieron siempre menospreciados y minimizados por la gran presión mediática que se ejercía desde Caracas.

Aprendamos a ver lo positivo de las situaciones, ya basta de estar inspirando lástima.

En Madrid no tengo a mi familia, pero desde aquí he podido ayudarlos durante esos años terribles en los que en Venezuela no había ni para comer.

En Madrid vivo en un apartamento pequeñito comparado al que tenía en Venezuela, pero eso significa que ahora tengo que limpiar menos, eso es ganancia ¿o no?

En Madrid no tengo carro… pues, una preocupación y un gasto menos. No gasto en gasolina, ni en seguro, ni me preocupo porque me lo roben o rayen, ni me lo van a chocar y, además, yo voy feliz en metro y en bus, porque el transporte público aquí es de los mejores del mundo.

Hay venezolanos que se empeñan en sólo ver lo negativo y en andar inspirando lástima por la vida. Ya es hora de dejar ese karma atrás, ya es el momento de sacudirnos la autocomplacencia y el drama, y enfrentarnos a la vida con la valentía y el optimismo que decimos tener.

Hasta cuándo seguirán viendo lo negativo de la migración… vean lo positivo, lo maravilloso, el aprendizaje, la experiencia, la sensación de saber que lograrás tener éxito, porque sí se puede. Yo que se los digo.

Eso sí, el éxito no será fácil ni rápido, durante nuestros primeros cuatro años como inmigrantes, la situación económica fue terrible, pero poco a poco fue estabilizando, no puedo decir que en este momento es buena, pero a mi favor debo confesar que, a menos que seas Amazon o Netflix, creo que esta pandemia no ha sido positiva para nadie.

Así que, a seguir adelante, porque emigrar vale la pena, no me queda la menor duda, porque vivir en Madrid es vivir en un piso de 40 metros en una ciudad mágica y maravillosa.

Mira el vídeo en mi canal www.youtube.com/EnriqueEnVivo