Al emigrar hay que ser muy realista, las falsas expectativas son terribles

Hace unos días, me conseguí en la calle con un conocido venezolano que vive acá en Madrid, tenía como un año sin ver a ese chico y la conversación que tuve con él me inspiró a escribir este post.

Este chico llegó a Madrid hace dos años, a principios de abril de 2016, junto a su pareja que es comunitaria, le tomó como seis meses obtener su residencia de familiar de comunitario, y él, a pesar de que es Contador Público en Venezuela con basta experiencia en el área financiera y de auditorías sólo había logrado conseguir empleo en sitios de comida como camarero, cocinero o atendiendo detrás de una barra.

Recuerdo que lo conocí porque comenzó a trabajar en el mismo bar que laboré durante unos meses cuando quería sacarle la residencia a María José; posteriormente supe de él que estaba en un restaurante de venezolanos y después en un Food Truck de comida venezolana.

Hoy, cuando me lo consigo, me llamó mucho la atención que estaba vestido de traje y corbata y cuando le pregunté a donde iba tan elegante (yo siempre de salido), me comenta que está en una financiera trabajando, por fin, en su área, que es auditor y que le tomó dos años conseguir un empleo en lo que más le gusta hacer y que es lo mismo que estudió.

Y nos pusimos a conversar un rato sobre las expectativas que se hacen las personas cuando emigran y que suelen ser una de las cosas que más frustraciones producen debido a que si son muy altas y no se cumplen es normal sentirse fatal y pensar que el haberte ido de tu país fue un error.

La verdad es que, desde mi punto de vista, en ningún caso emigrar es un error, claro, a veces las cosas salen mejor que otras, pero lo más importante es reducir al máximo las expectativas, ir, como dicen en Venezuela “por debajito”.

Considero que una de las mejores fórmulas para tener una migración exitosa es prepararse mentalmente para el peor escenario; o sea, siguiendo los parámetros de la famosa “Ley de Murphy”, que es un enunciado empírico muy pesimista que, a grandes rasgos dice “Si algo puede pasar, pasará”; y considero que tenerla en cuenta al momento de emigrar te ayudará a salir al paso a situaciones que de otra manera serían inesperadas y que chocarían con tu deseo de lograr la felicidad al emigrar.

Por supuesto, hay personas que al llegar consiguen el empleo de sus sueños, pero digamos que esos son la minoría, el resto de los mortales, o sea, a la mayoría, nos toca ir paso a paso, buscando opciones, trabajando en cosas que no nos gustan, hasta lograr ese “jackpot” de poder hacer aquello en lo que nos sentimos realizados y para lo que siempre nos preparamos.

La migración es posible, si se hace de forma planificada, buscando un sitio en el que puedas estar legal en el corto plazo y a bajo costo y tomando en cuenta que tomará tiempo lograr los objetivos. Personalmente estimo que lo ideal es prepararse para lograr la estabilidad necesaria tras dos años de haber llegado a la nueva tierra.

Con la preparación mental, las cosas saldrán mucho mejor, ya lo verás. Porque sí se puede.

Enrique Vásquez