Consejos para emigrar y conseguir la felicidad al hacerlo

Consejos para emigrar y ser feliz al hacerlo

Cuando emigras lo haces porque estás buscando algo nuevo y diferente; porque el sitio donde estás no te llena y te sientes insatisfecho. Tomar la decisión final pasa por darte cuenta que tu situación actual (y futura, de acuerdo a las perspectivas) no es lo que quieres para tu vida y asumes que, por más que lo ames, nunca serás realmente feliz en ese lugar en el que estás.

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Entonces, cuando un ser humano emigra, cuando abandona todo lo que conoce, los sitios, las personas, los recuerdos, los anhelos, su historia; lo hace pensando que conseguirá algo superior (en algún aspecto que sea importante para él o ella), que se sentirá bien y que podrá tener mejor calidad de vida; es por ello que elegir el lugar de destino no es una decisión sencilla o algo que deba tomarse a la ligera pues nada más incorrecto que asumir que «cualquier lugar es mejor».

Emigrar es un proceso complejo que implica factores económicos, sociales, psicológicos, físicos y hasta espirituales ¡todos al mismo tiempo!; por lo que representa uno de los cambios más fuertes en la vida de cualquier persona. Este reto implica desplazarte a tierras desconocidas en las que las cosas funcionan de manera diferente con todo distinto, desde las costumbres hasta el clima, pasando por el idioma y las leyes. Tener que adaptarse a todo eso en poco tiempo no es fácil, pero tampoco es imposible.

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Es por eso mi insistencia en que tienes que buscar un sitio que esté acorde contigo, con tu vida, con tus experiencias, con tus anhelos y con lo que representa tu esencia. El sitio en el que naces y creces es como tu familia, no la elegiste, pero está ahí, la amas y la adoras, porque representa lo que eres. Sin embargo, buscar un sitio para emigrar es como elegir pareja, no cualquiera te hará feliz, así que debes elegir con mucho cuidado a quién esperas que esté junto a ti por el resto de tu vida.

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Si sientes que tu vida no está completa sin la posibilidad de nadar en el mar cada fin de semana; por favor no emigres a Canadá sin importar cuánto dinero puedas ganar allá. Quizás te hagas millonario pero nunca serás completamente feliz. Si el excesivo calor es perjudicial para tu salud y no te sientes a gusto con los climas húmedos; quizás no sea tan buena idea decidirte por esa isla caribeña donde a tus amigos les ha ido tan bien hasta ahora.

Lo que trato de decirte es que, si bien es cierto que las posibilidades de vivir de forma legal, obtener un buen trabajo que te permita vivir cómodamente, la situación política, el sistema de gobierno y un montón de cosas adicionales son factores a tomar en cuenta a la hora decidir a donde emigrar; es muy difícil alcanzar plenitud y felicidad genuina en un sitio que no te guste, porque su geografía o su sociedad no te da la oportunidad de disfrutar esos pequeños placeres cotidianos que te llenan como individuo. ¿Imaginas a un apasionado surfista viviendo en Suiza?

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Por supuesto que al convertirte en inmigrante tu nivel de vida desmejorará en muchos sentidos, especialmente porque tu estatus y trayectoria profesional quizás no tengan el mismo peso en una sociedad con características diferentes; pero que estés dispuesto a comenzar desde abajo no significa que debas asumirlo con resignación y tristeza. Piensa que, si pudiste hacerlo una vez en tu lugar de origen, puedes volver a hacerlo siempre que te lo propongas con determinación y responsabilidad. ¿Qué mejor motivación puede tener alguien que la de querer quedarse en un sitio que le gusta?

El pescador que ama el mar y disfruta su oficio no necesita esperar su jubilación para celebrar los últimos años de su vida haciendo lo que le gusta. Está donde quiere estar y su felicidad no es un lugar al que llegará es un camino que va transitando. Como inmigrante, tu viaje no termina en el momento que el avión aterriza en esa ciudad que anhelas convertir en tu nuevo hogar. Allí es cuando el viaje apenas comienza.

Recuerda, al final, todo se trata de ser feliz y cuando emigras lo haces buscando más felicidad de la que tienes, entonces, procura irte a un lugar en el que estés mejor de lo que estás ahora… porque definitivamente, ser feliz ¡Vale la pena!