Después de conocer tantos testimonios de inmigrantes, soy capaz de asegurar que conseguir opciones educativas para los hijos está en el top 3 de las preocupaciones que tienen las familias al emigrar, junto con la vivienda y el empleo. Podría especular que estas inquietudes constituyen el trípode sobre el que se erigen el 95% de los pensamientos y planificaciones que se hacen antes de iniciar una nueva vida en otro país. Y no es para menos.
Conseguir dónde vivir, tener cómo ganarse la vida y procurar a los hijos una buena educación, podrían ser la base de lo que yo llamo la «Pirámide Migratoria», en honor a la pirámide de Maslow.
Para todo padre que se precie de serlo, una de las cosas más importantes en la vida es que sus hijos tengan la mejor educación posible. Es por eso por lo que, normalmente, suelen buscar el mejor colegio que sus bolsillos puedan pagar; para luego hacer lo propio con su educación universitaria.
Cuando se toma la decisión de emigrar, una de las incertidumbres más grandes a las que se enfrentan las familias con hijos en edad escolar es el acceso al «colegio correcto»; por razones como no conocer la calidad de la educación en ese lugar, no tener ninguna referencia de los colegios o institutos, disponibilidad de cupos, costos de matrícula y gastos adicionales que puedan suponer (comida, seguros, transporte, etc.).
Una vez más, y al igual que con el resto de los pasos de la emigración, lo ideal es documentarse y planificar lo mejor posible, para enfrentar la situación con la mejor preparación y minimizar el riesgo de errores en el país de destino. Entre las cosas que debes tener en cuenta cuando emigras con hijos en edad escolar están las siguientes:
Leyes educativas del país de destino
En cada país la legislación cambia. Por ejemplo, en España, la educación es gratuita y obligatoria entre los 6 y los 16 años; por lo que, si tu hijo tiene 4 años, posiblemente tengas que pagar una guardería ya que a esa edad la ley no contempla que la educación debe ser gratuita.
Documentos requeridos para inscribir al niño en la institución:
Por lo general, cuando se trata de educación primaria, no necesitas más que el boletín de notas del niño y el certificado del grado que estaba estudiando; mientras que, en el caso de secundaria, es necesaria la constancia de notas certificadas del último año completado.
Sin embargo, mientras más documentación tengas, mucho mejor, ya que eso ayudaría al momento de inscribirlo. Debes tener en cuenta que, además de que cada país es distinto, en muchos casos cada institución tiene sus propias normas para aceptar o no a un estudiante.
Calidad de la educación pública y acceso a la misma
Me atrevo a especular que en todos los países del mundo hay educación básica pública, sin embargo, no siempre es una educación de calidad y a la que se puede acceder fácilmente.
En España, por ejemplo, la calidad de la educación pública es muy buena, aunque varía en función a la Comunidad Autónoma. Unas están mejor que otras, pero en líneas generales es una educación de muy alta calidad. Aquí la educación pública es obligatoria si el niño tiene entre los 6 y los 16 años y el Estado está obligado a conseguirle un cupo en un colegio cerca del lugar donde están empadronados (que se supone es el sitio donde viven).
Educación secundaria
La educación secundaria es otro tema, pues es la que más cambia de un país a otro, y posiblemente sea más complicada que la básica, tanto para los padres como para los hijos.
Es importante tener presente que, para un adolescente, la adaptación siempre será más difícil que para un niño o un adulto. Si ya es complicado tener esa edad cuando estás en tu entorno, imagina dejando atrás todo lo conocido y enfrentándote a una nueva vida, donde no conoces nada ni a nadie.
La educación secundaria tiene múltiples variantes en función al sitio. Dependiendo del año que esté cursando tu hijo en su país de origen, deberás investigar más a fondo. A veces, incluso, es preferible esperar unos meses a que se gradúe de bachiller ante que emigrar cuando está empezando quinto año, ya que lo más seguro es que le toque estudiar uno o dos años más para poder obtener el título equivalente al bachillerato.
Además, seamos sinceros, tener que estudiar los dos últimos años de la educación secundaria en un país diferente no debe ser nada fácil, especialmente cuando le toque enfrentarse a materias como geografía e historia.
Educación superior
Aquí tenemos uno de los dilemas más grandes de la emigración en familia. Si tienes un hijo en edad de ir a la universidad, ten presente ese detalle a la hora de elegir el país al que te vas, porque más allá de la calidad educativa está su costo económico.
No es lo mismo emigrar a España que a Estados Unidos o Chile. En el país ibérico existe educación superior gratuita (o a muy bajo precio) de excelente calidad, mientras que en Chile o en los Estados Unidos de América, las universidades son privadas y extremadamente costosas, al nivel de ser prohibitivas para la mayoría de los bolsillos. En estos casos, a veces, suele valorarse el impulsar al hijo a estudiar un oficio para que mediante su trabajo él también colabore en el pago de su carrera universitaria.
Es duro y difícil para todos
Es mi opinión personalísima, pero pienso que es mucho más fácil emigrar con un niño de ocho años, al que le tocará estudiar segundo grado y podrá adaptarse más fácilmente al cambio de estilo, idioma, cultura y currículo educativo; que hacerlo (por ejemplo) con uno de 15, que entrará directamente a secundaria y le tocará enfrentarse a cosas totalmente desconocidas, comenzando por dos asignaturas muy sencillas que ya mencioné más arriba y que siempre damos por sentadas: geografía e historia, recuerda que la historia de cada país es totalmente distinta a la de los demás y que la visión del mundo es única y particular.
Cuando estás recién llegado, comenzando, con poco dinero; mi recomendación es que trates de inscribir a los niños en una escuela pública. En este caso es un poco difícil elegir en cuál escuela van a estudiar, ya que eso lo determinan las autoridades en función a la disponibilidad de cupos existentes. En este caso, la calidad de la educación pasa a un segundo plano, ya que está supeditada a tu situación económica. Te recomiendo leer este post para que sepas cómo «apoyar a tu hijo cuando es el nuevo de la clase en otro país«.
Recordemos que el proceso migratorio es duro y difícil para todos, sin embargo no es imposible. A lo largo de la historia humana han sido miles de millones de personas las que se han movido de un sitio a otro. Algunos se han ido solos y otros con toda la familia, así que ejemplos reales de que sí se puede hay muchos. Uno de mis más atesorados ejemplos son mis abuelos quienes, sin ningún tipo de estudios, apenas sabiendo leer y escribir; emigraron de España a Venezuela con dos hijas, una de cuatro y otra de siete años, para luego aumentar la familia al año de haber llegado a esa nueva tierra. Ellos lograron asentarse, educar a sus hijas y ser felices en un país donde era posible hacerlo, hasta que llegó la revolución, pero esa ya es otra historia.
Enrique Vásquez
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