Y llegamos al martes. Hoy es 24 de marzo de 2020, día 11 de cuarentena en Madrid y día 7 sin salir de casa. Ya estoy comenzando a necesitar calle. Esto de estar encerrado no es fácil. Ahora comprendo el concepto de encerrar en la cárcel a la gente que comete delitos. Ver restringido tu derecho a circular libremente afecta emocionalmente más de lo que parece.
Porque una cosa es quedarse en casa por decisión personal y otra, muy diferente, es hacerlo por imposición externa. Claro, hay que resaltar que el clima tampoco ayuda porque, sin tanto frío y nubes grises, sentarse en la terraza bajo el sol sería de gran ayuda para disminuir la tensión y el estrés mental.
Aparentemente ya mañana veremos un poco más de sol en Madrid, aunque será jueves y viernes que podamos disfrutarlo a plenitud. Creo que haré como las iguanas y me tiraré en el suelo de la terraza boca arriba, a calentarme con los rayos del astro Rey.
En la capital española la situación con el coronavirus sigue complicada, aunque al parecer ya la curva comienza a aplanarse de forma muy tímida. Los casos notificados de contagio por coronavirus son ya 39.673, es decir 6.584 más que hace 24 horas y se han registrado 2.696 fallecidos (514 más). Pero hay 3.794 personas que han sido dadas de alta en toda España. Creo que las buenas noticias llegarán antes de lo que parece. Ojalá.
Lamentablemente se han registrado casos de personas irresponsables que, al enterarse que han dado positivo en la prueba de detección del virus, se escapan del centro de salud y luego no es posible volver a ubicarlos. Eso no se debe hacer porque cada persona en la calle que esté contagiada es un esparcidor de virus a diestra y siniestra. Entiendo que debe dar terror pensar en la posibilidad de que te confinen en un hospital en este momento, pero hay que ser responsables por más rabia y miedo que dé.
Por cierto, estar en casa encerrado es un lío. Casi no se puede hacer ejercicios y para alguien fatness como yo, cuya principal actividad física era caminar, caminar, caminar y caminar, pues, son tiempos duros. Me he puesto una rutina de caminar del cuarto al salón en círculos para hacer al menos 6000 pasos según el contador del reloj “inteligente” que tengo (porque debo confesar que el pobre es medio brutico); pero el hecho de que esté comiendo más de lo que debería y caminando menos de lo que quisiera no es motivo para que se la pasen a cada rato por Instagram: “Enrique, cuídate el colesterol”, “Enrique estás engordando”, “Enrique se van a poner más gordos de lo que ya están”… y la que me dijeron hoy: “¿Y María José no cocina?”, señora, eso se leyó un poco discriminador ¿cuál sería el problema si ella cocina o no cocina? El que está casado con ella soy yo, no usted.
Sé que lo dicen con cariño y con la mejor de las intenciones, pero cuando es un gentío que te lo dice, ya se pone fastidiosa la situación, por eso, a partir de ahora, al que me diga algo de eso, bloqueado.
Hablando de comida, como creo que ya lo comenté anteriormente, lo que más hemos comprado es productos alimenticios que requieran poca o ninguna cocción y que tengan fechas de caducidad lejanas, por ejemplo, atún en lata, patés, mermeladas, pan de molde, cruasanes de esos que vienen en bolsitas individuales y algo que me pareció maravilloso, tortillas mexicanas, que caducan en julio, impresionante. Nunca pensé que un producto de ese estilo pudiese durar tanto tiempo. Claro sin abrir, así que esas están en el fondo de la alacena porque será lo último que nos comamos.
Aunque si bien, como dije anteriormente, la cuarentena se está volviendo ya desesperante, especialmente por la parte de no poder salir de casa, que viene directamente relacionada con el hecho de no estar generando ni un euro, lo que confirma algo que siempre dijo mi padre: “El dinero está en la calle, sólo debes salir a buscarlo”, porque ha quedado demostrado que encerrado en casa es un poco más difícil que lleguen ingresos.
Ya comenzaron los cargos a la cuenta bancaria, mientras tanto, el gobierno sólo dijo: “autónomos, endéudense”, nada de suspensión de cuotas, ni suspensión de alquileres ni nada. Vaya socialismo ¿no? Creo que si tuviéramos un gobierno de derechas, habrían manejado esto mucho mejor, especialmente en lo relativo a la personas, al final la izquierda es puro “bla, bla, bla” y lo único que sabe hacer bien es sabotear las gestiones de los gobiernos serios, porque cuando les toca gobernar a ellos son un caos total y absoluto.
En fin, no sigamos hablando de política porque me extiendo y esto en vez de ser un artículo se convertiría en una enciclopedia, prefiero enfocarme en las cosas positivas que tiene el estar encerrado en casa, que si bien no son muchas y hay que buscarlas con lupa, he encontrado unas pocas.
La primera de ellas es que no necesitas pagar el abono del metro, en el caso de María José y yo, son 126 euros al mes que nos ahorramos, porque ambos siempre pagamos la zona B1 porque tenemos que desplazarnos continuamente a zonas como Alcobendas o Leganés que pertenecen a esa tarifa.
La segunda es que prácticamente no ensucias ropa, porque en contra de lo que dicen los “expertos” en teletrabajo, que debes cambiarte de ropa y no trabajar en pijama, la verdad es que como nosotros no estamos teletrabajando, entonces estamos todo el día en pijama, salvo el momento en que toca grabar vídeos o hacer mis lives de Instagram o de YouTube, que tengo que ponerme “bonitico”.
De resto, pues, la lavadora ha descansado muchísimo, así como el gasto en detergente, que bien caro que es (al menos el de marca). Aunque no entiendo como la vecina de arriba sigue lavando ropa tres veces al día, sí, porque yo escucho cuando su lavadora está centrifugando jajaajaj.
Otra de las cosas importantes, es el ahorro que supone consumir “manzanilla” de esa que es escocesa y está envejecida en barricas por unos 12 años, porque definitivamente, comprarla en supermercado y tomarla en casa es mucho más barato que en el bar.
Y la serie que recomiendo hoy está en HBO, se llama “Killing Eve”, está basada en la saga literaria de Luke Jennings Codename Villanelle y habla sobre una agente del MI-6 que tiene que cazar a una asesina por encargo llamada Villanelle. La protagoniza Sandra Oh (la famosa Cristina de Grey’s Anatomy).
La serie es un poco enredada, pero de verdad que extremadamente buena, eso sí, hay que verla con detalle y quizás más de una vez porque te puedes enredar y quizás haya cosas que a primeras de cambio no entiendas. Ya tiene dos temporadas.
Y para finalizar, les comento que hoy María José salió al supermercado, tenía una urgencia especial porque había un producto que ella necesitaba pero que no teníamos en casa y no daba tiempo a esperar un par días a que Amazon lo trajese.
Me contó que el super era una locura, todo el mundo pegado del otro y que se notaba la escasez en ciertos productos, especialmente bollería, papel sanitario y… Whisky, también me dijo que el cajero puso una cara muy cómica cuando vio la compra de ella: compresas y chocolate, jajajajaa, me imagino al pobre chico diciendo “ahhh, ya entiendo tu urgencia”.
En fin amigos, si Dios quiere nos volvemos a leer mañana y recuerden, cada día que pasa es un día menos que queda para que esta locura se termine y volvamos a la vida normal.
Recuerda, mi nombre es Enrique Vásquez y soy abogado de extranjería estudiado y colegiado en España, para información migratoria escríbenos a www.yoemigro.com/contactanos.
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