Ya tengo dos años en España, y estas son mis reflexiones - Enrique Vásquez

Ya tengo dos años en España, y estas son mis reflexiones al respecto

Este 19 de julio se cumplen dos años de mi llegada a España, y dos años y dos días desde que vi a mi abuela, a mi padre y a mi Churchill por última vez. Muchos me dirán que eso no es nada, que dos años pasan volando y quizás, de alguna forma, tengan razón; pero la verdad es que a mí me ha parecido una eternidad.

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Aunque en este artículo no quiero hablar de tristezas, sino de los momentos bonitos y emocionantes que he vivido en estos 24 meses; considero que un relato sincero pasa por mencionar las cosas que me han producido más nostalgia y tristeza durante este tiempo. Luego hablaré de los logros, éxitos y razones por las que considero que la migración vale la pena.

Lo primero tiene que ver con estar lejos de esos tres seres que quiero tanto: 1. Mi abuela, 2. Mi Padre y 3. Mi Churchill. Para quienes no sepan quién es el personaje con este nombre tan curioso (cariñosamente también le llamamos “Chú”), es mi adorado Cocker Spaniel. En diciembre cumplirá 12 años y durante 10 estuvo a mi lado, como fiel compañero y amigo.

Lo peor de todo es la imposibilidad de ir a verlos, y no tanto por el tema económico, sino por la ineptitud del régimen venezolano que me tiene indocumentado. Desde marzo de 2017 estoy esperando el pasaporte y, bueno, es estrictamente necesario para poder viajar a Venezuela. Y me niego a pagar la prórroga, especialmente cuando ya tengo un trámite de pasaporte en proceso, el costo económico de ello sería de al menos 300 euros, dinero que en realidad el régimen venezolano no se merece que le regale.

Si me voy con el pasaporte vencido podré entrar, pero dudo que después logre salir. Así que mejor no arriesgarse. Me tocará vivir con la esperanza de, algún día, poder visitar a esos seres tan especiales para mí, aunque no resulta nada fácil, considerando que mi perro tiene 12 años, mi padre 76 y mi abuela, 88.

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Esa es la parte nostálgica. La verdad es que más allá de ellos, no hay mucho más de Venezuela que me quite el sueño y me haga sentir desdichado y con deseos de volver. Si algo me han enseñado estos dos años en España es que, ciertamente, Venezuela tiene grandes virtudes, pero nada que no pueda encontrar, a veces hasta mejor, en otros sitios.

Con sus altos y bajos, los dos años que tengo en Madrid han sido de los mejores de mi vida. Esta es una ciudad espectacular, donde he conocido decenas de personas maravillosas y he conseguido una calidad de vida que no había disfrutado antes. Esta experiencia solo me ha confirmado algo que escribí hace ya algún tiempo: La calidad de vida no se mide con dinero.

Cuando vivíamos en Panamá nuestra situación económica era mucho más holgada (y en Venezuela también). Aquí en España hemos estado más limitados que en otras oportunidades pero, irónicamente, el feedback espiritual y emocional que sentimos es tan grande que nos sentimos mucho más felices, a pesar de la poca flexibilidad que nos permite la cuenta bancaria.

He aprendido también que los españoles, más allá de la primera impresión que te pueden dar, con su cara de seriedad y brusquedad al hablar; son en su mayoría personas maravillosas, con un gran corazón y deseos de ayudar a los demás. Nada ver con esa estampa de xenófobos que nos habían vendido en Venezuela. De hecho, todo lo contrario.

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Hablando de mitos (y cosas absurdas que se decían en Venezuela sobre los españoles), eso de que las españolas andan por la vida mal vestidas y mal peinadas es completamente falso. Las españolas son muy hermosas y la mayoría de las veces están (especialmente en meses de frío) “de punta en blanco”, como diríamos en nuestra tierra. Y no es algo exclusivo de las jóvenes, porque las señoras mayores se echan unas pintas, ¡impresionantes! Son geniales.

En el aspecto laboral es cierto que las opciones son algo limitadas, pero eso no ha impedido a los venezolanos “buscarse la vida” y lograr la estabilidad, especialmente a aquellos que llegan legales al país por tener doble nacionalidad (hijos o nietos de europeos que llegaron a Venezuela décadas atrás, buscando lo mismo que buscamos ahora nosotros en un momento tan difícil para nuestro país).

En estos dos años, asesorando y ayudando a venezolanos con doble nacionalidad que quieren mudarse a España, me he dado cuenta de que, más allá de los españoles, portugueses e italianos que siempre estuvieron entre nosotros; en Venezuela convivían personas de muchas otras nacionalidades europeas. En las últimas semanas he asesorado a alemanes, franceses, británicos, polacos, eslovenos y hasta croatas… ¡Impresionante! ¿no?

Ya acumulo cuatro años fuera de Venezuela. La primera vez me quedé en América Latina “por motivos de cercanía”, pero luego descubrí (como seguramente le ha pasado a muchos) que, si tienes ciudadanía europea, el mejor sitio para estar es Europa. Nótese que no digo España, porque Europa es tan diversa y variopinta que hay un país, una ciudad, un pueblo para cada persona; así que ahora, antes de seguir hablando de mi experiencia, les diré algo que he repetido hasta la saciedad: Si eres europeo, no inventes. Vente a Europa.

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Cada día estoy más seguro de que la decisión de emigrar del país que nos vio nacer fue la correcta. No es fácil, los primeros años son muy duros; pero cuando tienes la visión, la actitud, las ganas y trabajas duro, sí se puede y sí vale la pena. Si eres hijo o nieto de inmigrantes, te recomiendo le preguntes a tus padres o abuelos como fueron sus primeros años en Venezuela y verás que ellos lo tuvieron muchísimo más difícil de lo que podrías tenerlo tú.

Resulta claro que emigrar bien acompañado es mucho más fácil que cuando estás solo. Por supuesto, nada de esto habría sido lo mismo sin el apoyo, la comprensión, los consejos y el amor de María José, que me brinda apoyo cuando me siento sin energías y su consuelo me devuelve la paz y tranquilidad en momentos de agobio.

España es un país maravilloso en el que vale la pena vivir y donde, al menos de momento, me siento totalmente a gusto. Para quienes tengan ciudadanía europea y quieran emigrar de Venezuela es una opción que recomiendo ampliamente.

Enrique Vásquez