Cuando uno emigra llega a un sitio nuevo, en el que todo a simple vista podría parecerse mucho a lo que conocemos, pero, cuando miramos un poquito, sólo un poquito más a fondo; nos damos cuenta que la mayoría de las cosas son completamente diferentes al sitio del que venimos.
Lo primero que sentimos es el clima. Lo más seguro es que no se parezca en nada al nuestro y ya por allí comenzamos a notar las diferencias. Después, el idioma. Verás que, aunque quizás sea el mismo español, utilizarán otro acento y llamarán a las cosas por nombres diferentes a los que conocemos.
Dependiendo de a dónde emigres te conseguirás con que el cargador de tu móvil ya no funciona, porque el enchufe es diferente o que, en el caso de las chicas, al enchufar la plancha del pelo (adaptador de por medio) esta explota porque la corriente no es 110v sino 220v. Y así todo lo demás.
Es por eso que debemos llegar con la mente abierta y el ego bajo para comprender que es nuestro deber adaptarnos a esta sociedad a la que estamos llegando y subir los niveles de observación y capacidad de aprendizaje para hacer como cuando éramos niños: Absorber todo y aprender muy rápido cómo se dicen y hacen las cosas, ya que mientras menos tardemos en eso, más fácil será sentirnos a gusto en este nuevo ambiente y así comenzar a desarrollar a plenitud nuestros planes para lograr el objetivo final: ser felices.
Más claramente puedes verlo en este vídeo que grabé al respecto:
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Insisto, lo primero es el idioma. Si aprendes a hablar como hablan en el sitio al que has llegado, lo demás será más sencillo. Querer es poder.
Pero claro, no siempre es posible sentirse a gusto, incluso cuando has aprendido los modismos locales y has puesto todo de tu parte para integrarte y entender el funcionamiento de esa sociedad; puede pasarte lo que yo llamo “incompatibilidad migratoria”.
A veces pasa que no importa cuánto esfuerzo hagas, ese sitio y tu son como el agua y el aceite, no hay forma de que haya sincronía en su energía, no son compatibles; y esa es la razón por la que se debe elegir con mucho cuidado el sitio al que te vas, y si es posible visitarlo con antelación para que lo camines, lo conozcas y sientas si es el sitio adecuado para ti o no.
Por eso, elige bien, elige sabiamente y con mucho cuidado. No todos los sitios son para todas las personas, porque en el sitio correcto, la adaptación será mucho más fácil, rápida y menos traumática, lo que te llevará a ser feliz en menos tiempo.
Recuerda, mi nombre es Enrique Vásquez y soy abogado de extranjería estudiado y colegiado en España, para información migratoria escríbenos a www.yoemigro.com/contactanos.
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