Ya son nueve meses como inmigrantes. Si esto fuera un embarazo, en cualquier momento se rompería fuente y habría que salir a toda velocidad para el hospital porque el muchacho anda en planes de salir. Durante estas 36 semanas en este país, hemos vivido suficiente para entenderlo, sentirlo y analizarlo; viendo honestamente lo bueno y lo malo de nuestra expriencia. Porque vivr en otro país no es nada fácil.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que, para cada persona, «lo más difícil» es diferente.
Sinceramente, para mi, una de las cosas más difíciles de ser emigrante es el extrañar a la familia, a los amigos, incluso anhelar tu cama y tu cuarto. Tener tanto tiempo sin ver a mi Churchill, mi querido Cocker Spaniel, uno de los seres vivos más inteligentes y leales que he conocido en mi vida, saber que no puedo traerlo porque sería muy duro para él, además del terror que me da meterlo en una caja para que lo traigan en la bodega en un avión ¿y si llega muerto? Jamás me lo perdonaría.
Otra de las cosas difíciles acá ha sido la parte económica, por supuesto, eso nos sucede a todos, ganar dinero en un país desconocido no es fácil, por lo que por ahora seguimos viviendo en gran medida de nuestros ahorros.
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En tercer lugar, pero no menos importante, también ha sido difícil resistir la tentación de comprar todo lo que vemos en supermercados y centros comerciales. Quizás les parezca algo muy superficial, pero puede resultar complicado ajustarse al presupuesto familiar cuando te sientes como un niño en una fábrica de chocolates; sobre todo si acabas de llegar y tienes que administrar sabiamente tus dólares y ahorrar al máximo.
Es muy fácil deslumbrarse ante la abrumadora variedad de productos de todo tipo, de todas partes del mundo, en cualquier parte de la ciudad. Pero lo importante aquí es ser paciente y entender que, poco a poco, a medida que te estabilices y comiences a dar pasos firmes por el camino que te has trazado, podrás darte todos los gustos que quieras sin sacrificar cosas más importantes.
Como ven, hasta las cosas más difíciles se pueden sobrellevar con paciencia, responsabilidad y autodeterminación. Si algo puedo decirles con total seguridad es que sí vale la pena dar el paso y trabajar con todo tu empeño para tener una mejor calidad de vida lejos de tu terruño. Eso sí, recordando siempre que eres un embajador de tu gentilicio y, como tal, debes mostrar respeto por las leyes del país que te recibe y por su gente.
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Enrique Vásquez
