Los cubanos optimistas nunca salieron de Cuba, los pesimistas emigraron - Enrique Vásquez

Los cubanos optimistas nunca salieron de Cuba, los pesimistas emigraron

Un tweet del periodista David de Matteis me hizo reflexionar y me motivó a escribir este post. El mensaje en la red social decía lo siguiente: «Acabo de leer esto de un cubano y me dejó sin palabras… «Los cubanos pesimistas están en Miami. Los optimistas nunca salieron de Cuba«».

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Obviamente­, fue inevitable extrapolar con el caso Venezuela y recordar a tantos buenos amigos y personas admirables que continúan allá, que tienen muchos años convencidos de que el cambio está muy cerca y se niegan a emigrar… Algunos, incluso, podrían hacerlo no solo de forma legal, sino en condiciones confortables para sus familias.

Hoy en día, estas buenas personas se enfrentan diariamente a las tragedias cotidianas de la dictadura comunista. Optimistas y valientes, soportan la falta de medicamentos, de alimentos, de agua, de electricidad, de internet, de seguridad personal y jurídica, de institucionalidad y de líderes confiables; porque guardan una esperanza.

Esta situación me llena de una tristeza profunda… ¿Cuántos venezolanos que jamás votaron por Chávez (porque nunca se sintieron identificadas con el socialismo o porque eran demasiado jóvenes) están sobreviviendo en un país invivible?… ¿Por qué personas de buenos sentimientos, trabajadoras, emprendedoras y valiosas; deben pagar un precio tan alto por creer en el país y en sus líderes?

Yo, por mi parte y tomando como referencia la poderosa frase del cubano, debo decir que soy un pesimista. Me fui de Venezuela hace cinco años porque estaba convencido de que la situación no cambiaría y, aunque emigrar es un proceso complicado y doloroso, en Madrid he cosechado aprendizajes y experiencias de las que me siento profundamente agradecido. image

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No intento decir con esto que mi decisión fue mejor que la de quienes decidieron quedarse. Lo que me hizo reflexionar el tweet de De Matteis es que el optimismo no es suficiente para vivir mejor, para estar mejor, para sentirse mejor. El optimismo, para que tenga razón de ser, pasa por acciones que materialicen las esperanzas y conviertan los sueños en realidades.

Yo creo que también hay optimismo en emigrar, porque es darte la oportunidad de tener una vida digna. Al irte de Venezuela no la estás abandonando, simplemente estás buscando un nuevo hogar en el que crecer, aprender y ser feliz, como cuando dejas la casa de tus padres y te mudas a tu propio apartamento. Es normal. Es natural. No significa que los hayan olvidado o que ya no puedan contar contigo.

Enrique Vásquez