El siglo XXI ha sido muy duro para la juventud ¿o no? - Enrique Vásquez

El siglo XXI ha sido muy duro para la juventud ¿o no?

Últimamente he leído mucho que los jóvenes, especialmente los venezolanos, se quejan de que crecieron con Chávez en el poder. Cuando llegaron a su edad adulta les tocó el gobierno de Maduro y, luego de emigrar, llegó una pandemia. O sea, que han tenido muy mala suerte en la vida porque todo les ha salido mal.

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No les quito razón. La verdad es que los jóvenes de otros países quizás han tenido más oportunidades que ellos. Sin embargo, no todo en el mundo ha sido coser y cantar.

Por ejemplo, los jóvenes norteamericanos tuvieron que sobrevivir al impacto del 11S que cambió radicalmente a los EE. UU. y al mundo, así como la crisis económica allá, la guerra de Irak y Afganistán a la que tuvieron que ir a combatir.

Al mismo tiempo en Venezuela, en la época de Chávez, si bien hubo muchas cosas malas (la evidente deriva dictatorial), la situación económica era de bonanza, viajar era barato (todo era barato), la gente ganaba muy bien y cualquiera con dos dedos de frente y un poco de ausencia de ética y moral se hacía millonario. Así que, gracias al chorro de petróleo, muchísima gente vivió muy bien en esa época, incluso los que estábamos en contra del gobierno.

Yo fui joven en los 90s y debo reconocer que también lo viví complicado, tuvimos caídas bancarias masivas, controles de cambio, escasez, inflación, golpes de Estado, cambios intempestivos de Presidente, invasión de Kuwait por parte de Irak, Guerra del Golfo, etc… Durante mi niñez, en los 80s, había un famoso “reloj del fin del mundo” (que avisaba que estábamos a un minuto de la guerra nuclear) y mi mente de 7 u 8 años no lograba procesar aquello (me quedaba viendo mi reloj y la ventana, esperando que llegara la explosión que nos mataría a todos). No era fácil, nada fácil.

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Peor aún es el caso de mi abuela, quien llegó a este mundo en 1930 y aquí les cuento un poco de su historia para que se den cuenta que, a pesar de todo, tan mal no lo hemos pasado.

Ella nació en medio de la caída de la monarquía y nacimiento de la república comunista que se instauró en España en 1931. A sus 6 años, le tocó vivir la guerra civil. A sus 9 años, se impuso una dictadura. De hecho, me cuenta que cuando tenía entre 10 y 14 años, le tocó trabajar (sí, trabajar) cosiendo uniformes para la guerra y lo único que le daban de comer era una taza de gofio con queso de cabra y un vaso de vino en una jornada laboral de 12 horas.

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Casi al mismo tiempo que se impuso la dictadura, estalló la Segunda Guerra Mundial, que duró hasta que llegaron sus 15 años, o sea ¿se imaginan ser niña y cumplir 15 años en medio de una guerra mundial? Bueno, eso.

A sus 19 años tuvo a su primera hija y se casó con mi abuelo. A los 22 tuvo a la otra hija, o sea, mi mamá. A los 24 años, viviendo tiempos muy duros (producto de la postguerra), decidió montarse junto a su marido en un barco rumbo a un país llamado Venezuela, que no tenían ni idea de donde quedaba, dejando a sus hijas en España porque no podían llevarlas, debido a que no sabían a dónde iban ni qué se encontrarían en ese país.

Pasó 21 días en un barco y ella no sabía que tenía tendencia a marear, así que fueron 21 días de vómitos y sin salir del camarote. Me cuenta que fueron 21 días horrorosos.

Llegaron a Venezuela, donde también había una dictadura de derecha (en el año 1954, en plena dictadura de Pérez Jiménez).

En 1956 se devuelven a España a buscar a sus hijas. En esos seis meses que estuvo en España queda embarazada de mi otra tía. El viaje de regreso fueron otros 21 días en barco, pero infinitamente peores que los anteriores porque a los mareos normales se sumaron los del embarazo. Superó el récord de vómitos y, ahora sí, había conocido los que fueron (por muchos años) los peores días de su vida. Al mismo tiempo, mi abuelo cuidaba de ella y de dos niñas en un camarote mínimo.

En Venezuela les tocó vivir la caída de Pérez Jiménez, la llegada de la democracia, la Guerra Fría y la espada de Damocles que se cernía sobre todos respecto a la III Guerra Mundial, que sería nuclear y acabaría con todos.

También les tocó mandarle dinero a la familia en España y financiaron los viajes de sus hermanos y otros familiares a Venezuela. Unos hermanos de mi abuelo se montaron en el barco de al lado, que iba a Cuba, y más nunca supieron de ellos (por lo que esa familia se rompió para siempre).

Luego llegaron los 80s y 90s, con las crisis económicas en Venezuela y el caos total que marcó esa década. Después Chávez, luego Maduro y ahora mi abuela está en Venezuela, con 90 años recién cumplidos, en medio de una pandemia… ¿y ustedes se quejan de su vida? …Sinceramente…