Hoy es sábado 7 de marzo de 2015. En unos días se cumplirán ocho meses desde que mi esposa y yo tomamos aquel vuelo de Avior Airlines con nuestras siete maletas al hombro (y las dos de mano) y dimos el salto a Panamá; cargados con muchos temores, incertidumbre, ansiedad y una mezcla de emociones que no sabría identificar y describir con precisión pero que, durante las primeras semanas, no me dejaban dormir y me hicieron fumar y comer mucho más de la cuenta (sí, ya sé que fumar es malo, pero casi todos tenemos un vicio ¿o no? jejeje).
Nos tocó llegar en un momento histórico particular. El país nos recibió poco antes de la celebración de los cien años del canal interoceánico y poco después de las elecciones presidenciales, cuyos resultados representaron un cambio de gestión en todos los aspectos.
En la calle hasta el momento NADIE me ha tratado mal por ser extranjero, nadie me ha discriminado ni ofendido por mi acento venezolano. Es más, en los últimos días la atención que he recibido por parte de los panameños en sus lugares de trabajo ha sido realmente buena. En supermercados, bancos, oficinas comerciales de empresas de telefonía celular, restaurantes y hasta bombas de gasolina me han atendido sonreída y amablemente.
Cambiando dramáticamente el tema quiero a referirme al clima, pues la última vez que toqué ese tema fue en noviembre (¿o fue en diciembre?) y desde entonces hasta ahora el cambio ha sido radical. Finalmente entiendo perfectamente por qué aquí el verano es tan importante.
Durante los últimos meses del año llovió copiosamente todos los días, durante casi todo el día; y la humedad era altísima pero, obviamente, la temperatura bajó bastante. Pero después de las vacaciones navideñas, en las que estuvimos fuera del país por unos 20 días, regresamos en enero y ¡oh sorpresa!, ¡esto es sol, sol y más sol! Nos encontramos con un «verano perfecto», ideal para estar en la playa o en la piscina, con días más largos, sol tropical y vientos cálidos. En esta época del año, el clima se parece mucho al de la Isla Margarita en Venezuela pero, según tengo entendido, las lluvias regresan en abril (más o menos) hasta diciembre.
Panamá sigue siendo un gran país, pero como siempre digo, no emigres a un sitio sólo porque tus amigos también lo hicieron, busca el lugar que más se adapte a ti y a tu realidad.
En resumen. Sigo pensando que Panamá es un gran país, siempre y cuando toques a su puerta con la actitud correcta y el respeto que sus ciudadanos, leyes y costumbres merecen. Este es un país multicultural en el que existen muchísimas nacionalidades conviviendo sin problemas, ya que siempre se han respetado entre ellos. Aprendamos a disfrutar las cosas buenas de Panamá y pongamos empeño en retribuirle con todas las cosas buenas de nuestro gentilicio, conservemos las tradiciones de nuestro lugar de origen pero también adoptemos las costumbres que definen a esta sociedad; para que esta maravillosa fusión de culturas en pleno centro del continente nos haga seres humanos más universales.
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Enrique Vásquez
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