La verdad es que el título de este artículo está malo, porque ya me fui de Venezuela. Solo lo escribí de esa manera para darle continuidad al escrito anterior, que publiqué poco antes de emigrar, o sea, hace casi dos semanas, así que el «¿por qué me voy de Venezuela?», es más bien un «¿por qué me fui de Venezuela?».
Ya son 15 los años que la oposición venezolana tiene luchando, sin éxito, para lograr un cambio de timón en la manera de dirigir el país. Resulta evidente que las estrategias no han encontrado el camino correcto. Un vuelo rasante sobre nuestra historia reciente basta para comprobar que, desde que Hugo Chávez llegó al poder, sus adversarios políticos y los ciudadanos que no comulgan con la filosofía revolucionaria han querido “salir de esto ya”. Dicho de otro modo, han transcurrido tres lustros de esfuerzos inmediatistas que no han logrado su objetivo, dejando claro que un cambio de la noche a la mañana es algo que no sucederá.
Se estarán preguntando ¿por qué este loco dice que no habrá un cambio en Venezuela? La respuesta, que explicaré a continuación, es la razón por la que decidí irme del país (con todo lo que eso implica), aun cuando no tengo casi dólares, ni negocios en el extranjero, ni “enchufes” que me garanticen el sustento más allá de mi disposición a trabajar muy duro.
Más allá de todo lo que comenté en mí artículo anterior, en el que abordé las razones económicas y sociales por las que tomé una decisión tan difícil, ahora quiero hablarles de los motivos relacionados con la situación política venezolana, que también explican por qué me fui.
Con el paso de los años el chavismo se ha ido apoderando de la estructura tradicional del Poder Público. Tienen control absoluto sobre todas las instituciones nacionales, pues controlan el TSJ, CNE, Asamblea Nacional, Fiscalía, Fuerzas Armadas, industria petrolera, asignación de divisas, fisco, importaciones y una larga lista de etcéteras. Además, grupos económicos vinculados con el gobierno han ido comprando poco a poco los medios de comunicación privados, logrando que la información libre, plural e independiente sea cada vez menor, con el consecuente filtro que logra algo perfecto y genial para el gobierno; es decir, que las noticias que llegan a los estratos más vulnerables de la población (esa gran mayoría que apoya al gobierno), estén manipuladas y/o segmentadas para conseguir que la popularidad de la revolución en esos grupos sociales se mantenga o, incluso, se fortalezca.
Resulta obvio que el gobierno está haciendo lo que considera necesario para mantener el control político y económico del país. En este caso, y tomando en cuenta los patrones morales de los comunistas a lo largo de la historia, nada de esto debería sorprendernos pues, para ellos, el fin justifica los medios y es una realidad que en la oposición hay que aceptar y trabajar en función a ella.
También es necesario hablar de la dirigencia opositora venezolana. Salvo contados casos, la gran mayoría ha estado buscando siempre una fórmula inmediatista, la vía rápida y expedita para lograr el anhelado cambio de gobierno, lo que ha generado en el pueblo chavista (ayudado con la manipulación mediática del eficientísimo aparato de propaganda gubernamental) que prácticamente todos los opositores sean tildados de golpistas y anti demócratas (cosa que no está tan lejos de la realidad, porque cualquiera que quiera “tumbar” al gobernante de turno es un golpista, así de simple).
Desde mi punto de vista, del lado de la oposición sólo una o dos personas tienen claro lo que realmente debe hacerse para lograr un verdadero cambio en el país. La única manera democrática que parece sensata para sumar voluntades es ir socavando poco a poco las bases del chavismo para, desde adentro, demostrarles que la alternativa sí es mejor.
Pero lograr lo anterior será imposible mientras haya elementos dentro de la oposición que sigan con el inmediatismo y dándose con la misma piedra. ¿Acaso no se dan cuenta que tenemos 15 años tratando de salir “YA” del gobierno?, o sea, como dicen por allí, no esperes resultados diferentes si continúas haciendo exactamente lo mismo y, además, dándole excusas al gobierno para que nos siga acusando de golpistas, con la consecuente pérdida de credibilidad en los sectores mayoritarios del país (porque el chavismo de base sigue siendo mayoría, nos guste o no).
Por otra parte, hay elementos dedicados sistemáticamente a dañar la delicada (¿e imperfecta?) unidad que logró construirse con mucho esfuerzo. La intención de estos grupos la desconozco, pero lo que sí me queda claro es que lo único que logran es fortalecer al gobierno, ya que mientras más separados estemos, mejor para el “rrrrrrrrégimen”.
Entonces, para añadir, resulta que dentro de los partidos políticos la mayoría de los dirigentes son “politiqueros” en el peor sentido de la expresión: personajes interesados, traicioneros, doble cara, inmediatistas y electoreros, que utilizan a la gente para lograr sus objetivos y luego, literalmente, les “sacan el culo”… ¿Cómo pretenden lograr apoyos duraderos con aliados estratégicos si son incapaces de mantener sus promesas?
La verdad, veo muy lejano el día que se dé un cambio de rumbo en Venezuela, si es que llega a darse. Muchos me dirán que Maduro ha perdido apoyo entre las bases y entre los chavistas, lo cual comparto absolutamente; pero eso no quiere decir que esa gente molesta con Nicolás automáticamente vaya a votar por los candidatos de la oposición, y menos cuando los percibe como una “cuerda de locos” que están matándose entre ellos y seriamente divididos.
Recuerden el caso del municipio Sotillo del estado Anzoátegui (Puerto La Cruz). El alcalde anterior (Stalin Fuentes) era malo, malísimo, extremadamente pésimo, su gestión fue tan horrible que todo el mundo daba como ganador en las elecciones municipales al candidato de la oposición, el diputado Marcos Figueroa (un personaje muy querido y carismático de esa localidad). Pero ¿qué pasó? El pueblo decidió apoyar a Magglio Ordóñez, del mismo partido de gobierno.
Ese ejemplo fácilmente puede repetirse para la Presidencia de la República si el nuevo candidato (o candidata) del chavismo es “alguien nuevo”, muy vinculado a Chávez, y que venga con un discurso elocuente e interesante que reanime a las bases del PSUV que pueden estar molestas actualmente con Maduro… ¿María Gabriela tal vez?
Por eso estoy seguro que mientras la oposición no vuelva a unirse, sigan los personalismos, las pasiones irracionales, los inmediatismos y la necesidad ¿o necedad? de querer “tumbar” al gobierno por las malas, jamás tendremos un cambio y cada día serán más los venezolanos, especialmente los jóvenes y no tan jóvenes profesionales y emprendedores, que emigren buscando algo mejor, dejando cada vez más solos a los políticos opositores (y a sus respectivos egos) y al país sin una generación de relevo que sea capaz de sacarlo adelante y llevarlo por la senda del progreso y del crecimiento.
Quisiera poder tener una opinión diferente pero no es así. Venezuela te amo, y te prometo que iré regularmente a visitarte, pero lamentablemente ya no eres para mí.
Enrique Vásquez
Recuerda, mi nombre es Enrique Vásquez y soy abogado de extranjería estudiado y colegiado en España, para información migratoria escríbenos a www.yoemigro.com/contactanos.
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